Amar a la humanidad
...y odiar al vecino.
Joaquín Morales Solá termina su descripción de la actitud del gobierno con el caso Betancourt con una observación de Ayn Rand: Quienes se declaran amantes de la humanidad suelen tener problemas a la hora de amar a las personas en particular.
El motivo es que lo que aman es a un ideal (que sólo puede ser sostenido en una abstracción llamada “humanidad”), que ni siquiera ellos se gastan mucho por intentar practicar, de un ser humano sin afán de lucro, es decir sin impulso vital, y desinteresado, solo preocupado por “todos y todas”. Aman todo lo que no son y a costa de una violenta, excluyente y caprichosa identificación con ese ideal, se convencen (se engañan en realidad) de que son eso que es objeto de su admiración. Para sentirse ellos “desinteresados” deben encontrar el interés en los otros y perseguirlo, tratarlo como maldad. Intentan matarlo en sus congéneres porque no pueden, ni quieren, matarlo en ellos mismos. No pueden soportarse a si mismos sin odiar a los otros con el mismo entusiasmo con el que “aman a la humanidad”.
En la lucha por esa identificación la tarea diaria es encontrar a los malos que conviertan a los idealistas por contraste en buenos. La manada de los seguidores esperan a que les señalen a quién odiar, después encontrarán los motivos. “Quienes quieran ganar el cielo, lo perderán” es un gran acierto que describe el narcisismo idealista de esta manga de hijos de puta que parecen imperturbables ante la realidad a la hora de juzgar a los demás. Esa imperturbabilidadad podría ser llamada en otro marco teórico, que no comparto, locura. Los kirchner odian a Uribe porque se opone a la versión de los acontecimientos según la cual ellos están del lado del bien. Y toda la izquierda religiosa argentina odia a Uribe porque los sacerdotes de su tribu lo han señalado y está sobreentendido que fuera de su secta buenos no hay. Ser malo es no estar con ellos. El odio es automático, la atribución de intenciones y todo tipo de defectos no necesita dato alguno. Si alguien quiere entrar en razones con esa izquierda, se equivoca. Si alguien espera ser “aceptado” por esa izquierda tendrá que someterse y tirar cascotes para el lado que ellos indiquen. Varios lo han hecho ya.
No es ideológica la cuestión. La ideología juega como explicación ad hoc de otro juego. Nada tienen que ver estos mamarrachos con sus supuestas creencias sociales y políticas de hace treinta años. Como los caníbales que querían apoderarse de las virtudes de sus víctimas buscan su bondad matando el bien que ven en otros que no están con ellos. Rompen el espejo, como la bruja mala de Blancanieves. Nunca tan cercana una metáfora a los acontecimientos reales.
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