Miente, miente que algo quedará…
Involucrado en una de esas discusiones que la guía popular aconseja evitar, me encontré anoche durante el cumpleaños de una amiga... Escuche campo, delia, presidenta, y no pude contenerme…
Se debe haber bajado por alguna línea oculta la idiotez argumental con que defensores de lo indefendible pretenden justificar el robo y el bienestar de los operadores de esas líneas.
Escuché con vergüenza ajena como nos decías, con el imposte de voz del experimentado, que el símbolo delia nos daba miedo porque no teníamos experiencia combativa… Que si hubiéramos visto bajar a la gendarmería y a la policía para echarte de una manifestación, esto no te daría miedo… Que la única diferencia entre este y los otros gobiernos es que los otros gobiernos utilizaban una fuerza legal, pero que ahora –una cuestión de estilo político- se utilizan fuerzas parapoliciales… Me quede pensando quien fue el irresponsable que fir-mó la entrega de tu titulo de abogado. Luego, de madrugada, lloré por la impotencia cuando me enteré quien había sido.
Escuche después, sorprendido por la estupidez de la técnica semántica y ya levantando pre-sión, como nos querías hacer entender que el verdadero peligro estaba en esas “viejas pa-quetas” que esgrimían cacerolas o tocaban bocina de autos ultimo modelo. Nos querías for-zar a recordar de manera trágica como había quedado el país luego de un hecho similar en el 2001. ¿Será que estarás creyendo que todos somos de esos que nos juntamos a alabarnos mutuamente por nuestra “cintura” o que el vino y el asado que disfrutamos el fin de semana siempre lo pagó alguien mas?
Claro, los símbolos que a mi me atemorizan a un peronista disfrazado de tolerante maestro ciruela le causa vergüenza… Por supuesto, utilizando la retórica oficial del yuyito que crece solo, la dualidad patológicamente bipolar de lo bueno o lo malo, la estupidez marketinera del género y el sofisma del modelo de crecimiento, nuestra presidenta adoctrina a mucha red con súbditos y demócratas oficiales.
Sí. Lo que te molesta son las palabras esgrimidas por “algunos irrespetuosos” que tildaron de incapaz a la Sra. Presidenta… “¡Es la presidenta, caramba!”
Es sencillo, siendo A, opinar sobre B, C y la forma de relacionarse entre ellos. Quizás, has-ta en un sentido puedan ser consideradas por B y C las apreciaciones de A.
La cosa cambia cuando A, en su afán caprichoso de organizar las relaciones como más le convenga, impone a B y C que entreguen todos sus parámetros de relación a él, que con su incomparable capacidad de justicia distributiva hará de ellos una mejor relación…
Tuve que exponer la sutil diferencia conceptual entre un piquete solicitando que te dejen tomar algo que no es tuyo, y otro en el que lo que se solicita es que no te roben lo que te ganaste con tu trabajo y en buena ley.
Tuve también que explicarte claramente que no estaba de acuerdo con la metodología del corte de ruta. Porque en tu obsecuente miopía bipolar, pretendías observar que yo era gol-pista cortador de calles.
No me quedó más que sonreír cuando para justificar que no había que cortar ninguna arteria citaste a Charly Garcia: “El corte esta mal porque para la circulación; y las cosas tienen que fluir. Cualquier cosa que corta o para esta mal loco”. ¿Che, la constitución la alcanzaste a ver?
La frutillita de la torta la colocaste cuando dijiste que hubo un muerto por culpa de los pi-queteros de la abundancia… ¿Pensaste que nadie miró televisión, que nadie ha leído sobre el tema? Si hasta los medios mas subordinados, esos que pasaban en los cortes grandes pla-cas de 30 segundos en prime-time “invitando” a ocupar la plaza para apoyar a la presidenta, se encargaron de repetir hasta el cansancio que había sido un accidente desgraciado que nada tenia que ver con estos eventos.
La verdad, es que no quería contestar. Pero teniendo en cuenta esa máxima con la que se rigen: “Miente, miente que algo quedará…” lo hice. Somos respetuosos, pero no nos tomen por entupidos. No quiero un futuro dibujado por ustedes para mis hijos.
Se debe haber bajado por alguna línea oculta la idiotez argumental con que defensores de lo indefendible pretenden justificar el robo y el bienestar de los operadores de esas líneas.
Escuché con vergüenza ajena como nos decías, con el imposte de voz del experimentado, que el símbolo delia nos daba miedo porque no teníamos experiencia combativa… Que si hubiéramos visto bajar a la gendarmería y a la policía para echarte de una manifestación, esto no te daría miedo… Que la única diferencia entre este y los otros gobiernos es que los otros gobiernos utilizaban una fuerza legal, pero que ahora –una cuestión de estilo político- se utilizan fuerzas parapoliciales… Me quede pensando quien fue el irresponsable que fir-mó la entrega de tu titulo de abogado. Luego, de madrugada, lloré por la impotencia cuando me enteré quien había sido.
Escuche después, sorprendido por la estupidez de la técnica semántica y ya levantando pre-sión, como nos querías hacer entender que el verdadero peligro estaba en esas “viejas pa-quetas” que esgrimían cacerolas o tocaban bocina de autos ultimo modelo. Nos querías for-zar a recordar de manera trágica como había quedado el país luego de un hecho similar en el 2001. ¿Será que estarás creyendo que todos somos de esos que nos juntamos a alabarnos mutuamente por nuestra “cintura” o que el vino y el asado que disfrutamos el fin de semana siempre lo pagó alguien mas?
Claro, los símbolos que a mi me atemorizan a un peronista disfrazado de tolerante maestro ciruela le causa vergüenza… Por supuesto, utilizando la retórica oficial del yuyito que crece solo, la dualidad patológicamente bipolar de lo bueno o lo malo, la estupidez marketinera del género y el sofisma del modelo de crecimiento, nuestra presidenta adoctrina a mucha red con súbditos y demócratas oficiales.
Sí. Lo que te molesta son las palabras esgrimidas por “algunos irrespetuosos” que tildaron de incapaz a la Sra. Presidenta… “¡Es la presidenta, caramba!”
Es sencillo, siendo A, opinar sobre B, C y la forma de relacionarse entre ellos. Quizás, has-ta en un sentido puedan ser consideradas por B y C las apreciaciones de A.
La cosa cambia cuando A, en su afán caprichoso de organizar las relaciones como más le convenga, impone a B y C que entreguen todos sus parámetros de relación a él, que con su incomparable capacidad de justicia distributiva hará de ellos una mejor relación…
Tuve que exponer la sutil diferencia conceptual entre un piquete solicitando que te dejen tomar algo que no es tuyo, y otro en el que lo que se solicita es que no te roben lo que te ganaste con tu trabajo y en buena ley.
Tuve también que explicarte claramente que no estaba de acuerdo con la metodología del corte de ruta. Porque en tu obsecuente miopía bipolar, pretendías observar que yo era gol-pista cortador de calles.
No me quedó más que sonreír cuando para justificar que no había que cortar ninguna arteria citaste a Charly Garcia: “El corte esta mal porque para la circulación; y las cosas tienen que fluir. Cualquier cosa que corta o para esta mal loco”. ¿Che, la constitución la alcanzaste a ver?
La frutillita de la torta la colocaste cuando dijiste que hubo un muerto por culpa de los pi-queteros de la abundancia… ¿Pensaste que nadie miró televisión, que nadie ha leído sobre el tema? Si hasta los medios mas subordinados, esos que pasaban en los cortes grandes pla-cas de 30 segundos en prime-time “invitando” a ocupar la plaza para apoyar a la presidenta, se encargaron de repetir hasta el cansancio que había sido un accidente desgraciado que nada tenia que ver con estos eventos.
La verdad, es que no quería contestar. Pero teniendo en cuenta esa máxima con la que se rigen: “Miente, miente que algo quedará…” lo hice. Somos respetuosos, pero no nos tomen por entupidos. No quiero un futuro dibujado por ustedes para mis hijos.
1 comentarios:
¿Vos no sabés que es la Gran Articuleadora?
Me extraña araña que siendo peroncho no seas más groncho.
A A no le interesan las relaciones entre B y C, quiere que no la jodan, y quedarse con lo de C, y si tienen que mandar a B a cagarlos a palos, los manda, porque para eso es A, de Articuladora.
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