Homenaje a Ronald Reagan

Primer discurso de investidura
Por Ronald Reagan Traducido por Antonio Mascaró Rotger
Martes 20 de enero de 1981.

Sugiero que el lector se ubique en el tiempo y lugar de dicho discurso, plena guerra fria, mundo bipolar, Estados Unidos decaído moral y económicamente.



Senador Hatfield, Sr. Presidente del Tribunal Supremo, Sr. Presidente, Vicepresidente Bush, Vicepresidente Mondale, Senador Baker, Speaker O'Neill, Reverendo Moomaw y compatriotas.

Para unos pocos de los que estamos hoy aquí esta es una solemne y memorable ocasión; y sin embargo, en la historia de nuestra Nación, es algo que ocurre con normalidad. La transferencia ordenada de la autoridad, tal como establece la Constitución, tiene lugar tal como ha sucedido durante casi dos siglos y pocos de nosotros nos paramos a pensar cuan singulares somos realmente. A los ojos de muchos en el mundo, esta ceremonia cuatrienal que nosotros aceptamos como algo normal no es sino un milagro.

Sr. Presidente, quiero que nuestros compatriotas sepan lo mucho que hizo usted para mantener esta tradición. Por virtud de nuestra cortés cooperación en el proceso de transición, usted le ha enseñado a un mundo expectante que somos un pueblo unido comprometido a mantener un sistema político que garantiza la libertad individual en mayor medida que cualquier otro y yo le agradezco a usted y a su equipo por toda la ayuda prestada en el mantenimiento de la continuidad, que es el baluarte de nuestra República. Los asuntos de nuestra nación siguen adelante. Estos Estados Unidos se enfrentan a una aflicción económica de grandes proporciones. Sufrimos la más larga y una de las peores inflaciones sostenidas de nuestra historia nacional. Distorsiona nuestras decisiones económicas, penaliza el ahorro y quiebra a los esforzados jóvenes y a los jubilados por igual. Amenaza con destrozar las vidas de millones de nuestra gente.

Industrias ociosas mandan trabajadores al paro, causando miseria humana e indignidad personal. A aquellos que sí trabajan, se les niega una recompensa justa por su trabajo mediante un sistema fiscal que penaliza el éxito y evita que mantengamos una plena productividad.

Pero, grande como es nuestra presión fiscal, no se ha mantenido a la par con nuestro gasto público. Durante décadas, hemos acumulado un déficit tras otro, hipotecando nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos por la conveniencia temporal del presente. Continuar esta larga tendencia es garantizar tremendos cataclismos sociales, culturales, políticos y económicos.

Ustedes y yo, como individuos, podemos, mediante el crédito, vivir más allá de nuestras posibilidades, pero sólo por un periodo de tiempo limitado. ¿Por qué, entonces, deberíamos pensar que colectivamente, como una nación, no estamos sujetos a esa misma limitación? Debemos actuar hoy para poder mantenernos mañana. Y que nadie se llame a engaño: vamos a empezar a actuar, a partir de hoy mismo.

Los males económicos se han cernido sobre nosotros a lo largo de varias décadas. No desaparecerán en días, semanas o meses, pero desaparecerán. Desaparecerán porque nosotros, como americanos, tenemos la capacidad ahora, como la hemos tenido en el pasado, de hacer lo que haga falta hacer para preservar este último y mayor bastión de la libertad.

En esta crisis actual, el gobierno no es la solución a nuestro problema. El gobierno es el problema. De vez en cuando, hemos estado tentados a pensar que la sociedad se ha vuelto demasiado compleja para ser manejada por el autogobierno, que el gobierno en manos de una elite es superior al gobierno de, para y por las personas. Pero si nadie de nosotros es capaz de gobernarse a si mismo, ¿quien de nosotros tiene la capacidad de gobernar a otro? Todos nosotros juntos, dentro y fuera del gobierno, debemos soportar el peso. Las soluciones que debemos buscar han de ser equitativas, sin señalar a un grupo para que pague el precio más alto.

Oímos mucho acerca de los grupos de interés. Nuestra preocupación debe dirigirse a un grupo de interés que ha sido desdeñado durante demasiado tiempo. No conoce límites sectoriales o étnicos ni divisiones raciales y cruza las líneas políticas. Se compone de hombre y mujeres que cultivan nuestros alimentos, patrullan nuestras calles, trabajan en nuestras minas y en nuestras fábricas, educan a nuestros hijos, cuidan de nuestros hogares y nos curan cuando estamos enfermos: profesionales, industriales, tenderos, encargados, taxistas y camioneros. Ellos son, en pocas palabras, "Nosotros el pueblo", este pueblo conocido como los americanos.

Bueno, el objetivo de esta administración será una economía sana, vigorosa y creciente que ofrezca igualdad de oportunidades a todos los americanos sin barreras surgidas del racismo o de la discriminación. Volver a poner América a trabajar significa volver a poner a todos los americanos a trabajar. Acabar con la inflación significa liberar a todos los americanos del terror de los costes de vida desbocados. Todos debemos tomar parte en el trabajo productivo de este "nuevo comienzo" y todos debemos compartir el botín de una economía revitalizada. Con el idealismo y la justicia que son el corazón de nuestro sistema y nuestra fuerza, podemos tener una América fuerte y próspera en paz consigo misma y con el mundo.

Así que, mientras empezamos, hagamos inventario. Somos una nación que tiene un gobierno, no al revés. Y esto nos hace especiales entre las naciones de la Tierra. Nuestro gobierno no tiene ningún poder excepto los que le otorga el pueblo. Es hora de corregir y dar marcha atrás el crecimiento del estado que muestra signos de haber crecido más allá del consentimiento de los gobernados.

Es mi intención restringir el tamaño e influencia del aparato federal y pedir el reconocimiento de la distinción entre los poderes otorgados al Gobierno Federal y aquellos reservados a los Estados o a las personas. Todos necesitamos recordar que el Gobierno Federal no creó a los Estados; los Estados crearon el Gobierno Federal.

Para que no haya malentendidos; mi intención no es deshacerme del Estado. Es, por el contrario, hacer que funcione; que funcione con nosotros, no sobre nosotros; que esté a nuestro lado, no que cabalgue a nuestras espaldas. El Estado puede y debe ofrecer oportunidades, no ahogarlas; fomentar la productividad, no suprimirla.

Si nos fijamos en la respuesta a por qué, durante tantos años, conseguimos tanto, prosperamos como ningún otro pueblo en la Tierra, es porque aquí, en esta tierra, liberamos la energía y el genio individual de cada hombre en mayor medida que se había hecho jamás. La libertad y la dignidad del individuo han sido más asequibles aquí que en ningún otro lugar de la Tierra. El precio de esta libertad a veces ha sido elevado, pero nunca nos hemos negado a pagar ese precio.
No es por casualidad que nuestros problemas actuales sean paralelos y proporcionales a la invención e intrusión en nuestras vidas que se derivan del innecesario y excesivo crecimiento del Estado. Es hora de que nos demos cuenta de que somos una nación demasiado grande para limitarnos a sueños pequeños. No estamos condenados, como algunos quisieran hacernos creer, a un declive inevitable. Yo no creo en un destino que vaya a cernirse sobre nosotros hagamos lo que hagamos. Yo creo en un destino que se cernirá sobre nosotros si no hacemos nada. Así que, con toda la energía creativa a nuestra disposición, empecemos una era de renovación nacional. Renovemos nuestra determinación, nuestro coraje, nuestra fuerza. Y renovemos nuestra fe y nuestra esperanza.

Tenemos todo el derecho a tener sueños heroicos. Los que dicen que vivimos en una época en la que no hay héroes no saben donde mirar. Podéis ver héroes cada día yendo y viniendo de las puertas de las fábricas. Otros, un puñado, producen suficiente comida para alimentarnos a todos nosotros y parte de extranjero. Podéis encontraros con héroes al otro lado del mostrador, a ambos lados del mismo. Hay emprendedores con fe en si mismos y fe en una idea que crean nuevos empleos, nueva riqueza y oportunidad. Son individuos y familias cuyos impuestos mantienen el gobierno y cuyas donaciones voluntarias mantienen la iglesia, las fundaciones benéficas, la cultura, el arte y la educación. Su patriotismo es silencioso pero profundo. Sus valores sostienen nuestra vida nacional.

He usado las palabra "ellos" y "su" al hablar de esos héroes. Podría decir "vosotros" y "vuestro" porque me estoy dirigiendo a los héroes a los que me refiero: vosotros, los ciudadanos de esta bendita tierra. Vuestros sueños, vuestras esperanzas, vuestros objetivos serán los sueños, las esperanzas, los objetivos de esta administración, con la ayuda de Dios.

Reflejaremos la compasión que es una parte tan importante de nuestra forma de ser. ¿Cómo podemos amar nuestro país y no amar a nuestros conciudadanos y amándoles, ofrecerles la mano cuando caen, curarles cuando están enfermos, ofrecerles oportunidades para hacerles autosuficientes para que sean iguales de hecho y no sólo en teoría?

¿Podemos arreglar los problemas a los que nos enfrentamos? Bueno, la respuesta es un inequívoco y enfático "sí". Parafraseando a Winston Churchill, no presté el juramento que acabo de prestar con la intención de presidir durante la disolución de la mayor economía del mundo.

En los días venideros, propondré eliminar las barricadas que han aminorado nuestra economía y reducido nuestra productividad. Se darán pasos encaminados a restablecer el equilibrio entre los diversos niveles de gobierno. Puede que el avance sea lento, medido en pulgadas y pies y no en millas, pero será progreso. Es hora de despertar otra vez al gigante industrial, devolver al gobierno a sus asuntos, y aligerar nuestro punitivo sistema fiscal. Y estas serán nuestras primeras prioridades y, sobre estos principios, no habrá compromisos.

En la vigilia de nuestra lucha por la independencia, un hombre que podría haber sido uno de los más grandes entre nuestros Padres Fundadores, el Dr. Joseph Warren, Presidente del Congreso de Massachussets, dijo a sus compatriotas americanos, "Nuestro país está en peligro, pero no hay que perder la esperanza [...] De vosotros dependen las fortunas de América. Vosotros decidiréis las importantes cuestiones sobre las que se asentará la felicidad de millones que aún no han nacido. Actuad como merecéis hacerlo." Pues bien, yo creo que nosotros, los americanos de hoy, estamos listos para actuar como merecemos hacerlo, listos para hacer lo que hace falta hacer para asegurar la felicidad y la libertad de nosotros mismos, de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. Y mientras nos renovamos en nuestra tierra, en el mundo verán que tenemos más fuerza. Seremos otra vez el modelo de libertad y la antorcha de esperanza para aquellos que ahora no tienen libertad.

Con aquellos vecinos y aliados que comparten nuestra libertad, estrecharemos nuestros lazos históricos y les aseguraremos nuestro apoyo y firme compromiso. Responderemos a la lealtad con lealtad. Nos esforzaremos en conseguir relaciones mutuamente beneficiosas. No usaremos nuestra amistad para imponernos sobre su soberanía, pues nuestra propia soberanía no está en venta. Y por lo que se refiere a los enemigos de la libertad, aquellos que son potenciales adversarios, se les recordará que la paz es la más alta aspiración del pueblo americano. Negociaremos por ella, nos sacrificaremos por ella; no nos rendiremos por ella, ni ahora ni nunca.

Nuestro autocontrol no debería ser malinterpretado. Nuestra reticencia hacia el conflicto no debería ser confundida con una falta de voluntad. Cuando haga falta actuar para preservar nuestra seguridad nacional, actuaremos. Mantendremos la suficiente fuerza para prevalecer si llega el caso, sabiendo que si lo hacemos tendremos la mejor oportunidad de nunca tener que usar esa fuerza. Sobre todo, debemos darnos cuenta de que ningún arsenal, o arma en los arsenales del mundo, es tan formidable como la voluntad y el coraje moral de los hombres y mujeres libres. Es un arma que nuestros adversarios en el mundo de hoy no tienen. Es un arma que nosotros, como americanos, sí tenemos. Que se enteren los que practican el terrorismo y los que rapiñan sus vecinos. Me dicen que decenas de miles de encuentros para rezar tienen lugar en el día de hoy, y me alegro profundamente. Somos una nación bajo Dios, y yo creo que Dios pretendía que fuésemos libres. Sería apropiado y bueno, creo, que en cada Día de Investidura en los años futuros, se declarara un día de plegaria.

Este es la primera vez en la historia que esta ceremonia ha tenido lugar, como se os ha dicho, en la Fachada Oeste del Capitolio. De pie aquí, uno contempla una vista magnífica, abriéndose a la especial belleza e historia de la ciudad. Al final de este espacio abierto están los altares a los gigantes sobre cuyos hombros nos alzamos.

Directamente delante de mí, el monumento a un hombre monumental: George Washington, Padre de nuestro país. Un hombre humilde que llegó a la grandeza a regañadientes. Él llevó América desde la victoria revolucionaria hasta la naciente condición de nación. A un lado, el memorial estatal a Thomas Jefferson. La Declaración de Independencia brilla con su elocuencia. Y, después, más allá del Lago Reflectante, las dignas columnas del Memorial a Lincoln. Quienquiera que entienda en su corazón el significado de América lo encontrará en la vida de Abraham Lincoln.

Más allá de esos monumentos al heroísmo está el Río Potomac, y en la orilla más lejana las colinas inclinadas del Cementerio Nacional de Arlington con sus filas y filas de blancas lápidas con cruces o Estrellas de David. Ellos no son sino una pequeña fracción del precio que se ha pagado por nuestra libertad. Cada una de esas lápidas es un monumento a los tipos de héroes a los que me refería antes. Sus vidas terminaron en lugares llamados Belleau Woods, el Argonne, Omaha Beach, Salerno y al otro lado del mundo en Guadalcanal, Tarawa, Pork Chop Hill, la Reserva Chosin y un centenar de arrozales y junglas de un lugar llamado Vietnam.

Bajo una de estas lápidas yace un joven, Martin Treptow, que dejó su trabajo en una barbería de pueblo en 1917 para ir a Francia con la famosa División Arco Iris. Allí, en el frente occidental, murió mientras intentaba llevar un mensaje entre batallones bajo el fuego de la artillería pesada.

Nos dicen que en su cadáver encontraron un diario. En la hoja de cortesía bajo el título "Mi Promesa", él había escrito estas palabras: "América debe ganar esta guerra. Por lo tanto, yo trabajaré, yo ahorraré, yo sacrificaré, yo me esforzaré, yo lucharé animosamente y sacando lo mejor de mi mismo como si la cuestión de la lucha mundial de mi solo dependiese."

La crisis a la que nos enfrentamos hoy no requiere el tipo de sacrificio que a Martin Treptow y a otros tantos miles se les pidió. Requiere, sin embargo, nuestro mejor esfuerzo, y nuestro deseo de creer en nosotros mismos y de creer en nuestra capacidad de llevar a cabo grandes hazañas; de creer que juntos, con la ayuda de Dios, podemos y resolveremos los problemas a los que ahora nos enfrentamos.

Y, después de todo, ¿por qué no deberíamos creerlo? Somos americanos.

Que Dios os bendiga y gracias.


Fuente: http://www.liberalismo.org/

Ecología contaminante


La relación entre los gases de efecto invernadero y el cambio climático es al menos controvertida como ya señalé varias vece en el blog. Sin embargo un dato curioso es que otra panacea como los biocomustibles producen más de estos gases que sus equivalentes tradicionales fósiles.

Este tipo de sorpresas se van a dar siempre mientras la realidad sea abordada desde la gratuidad. Por ella todo problema es interpretado como una consecuencia de la codicia humana (de los otros humanos) y la solución siempre se busca en un acto de autoridad que la reprima. Como no existe la gratuidad, es reemplazada por la ceguera, lo que quiere decir que lo más probable es que se produzcan peores consecuencias pero más escondidas.


Biofuels make greenhouse gases worse, scientists say

By ELISABETH ROSENTHAL

The New York Times

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Almost all biofuels used today cause more greenhouse-gas emissions than conventional fuels if the full emissions costs of producing these "green" fuels are taken into account, two studies published Thursday have concluded.

The benefits of biofuels have come under increasing attack in recent months, as scientists took a closer look at the global environmental cost of their production.

These plant-based fuels were originally billed as better than fossil fuels because the carbon released when they were burned was balanced by the carbon absorbed when the plants grew. But that equation proved overly simplistic because the process of turning plants into fuels causes its own emissions — for refining and transport, for example.

These studies, published in the prestigious journal Science, for the first time take a detailed, comprehensive look at the emissions effects of the huge amount of natural land that is being converted to cropland globally to support biofuels development.

The destruction of natural ecosystems — whether rain forest in the tropics or grasslands in South America — not only releases greenhouse gases into the atmosphere when they are burned and plowed, but also deprives the planet of natural sponges to absorb carbon emissions. Cropland also absorbs far less carbon than the rain forests or even scrubland that it replaces.

Together the two studies offer sweeping conclusions: It does not matter if it is rain forest or scrubland that is cleared, the greenhouse-gas contribution is significant. More important, they discovered that, globally, the production of almost all biofuels resulted — directly or indirectly, intentionally or not — in new lands being cleared for food or fuel.

"When you take this into account, most of the biofuel that people are using or planning to use would probably increase greenhouse gases substantially," said Timothy Searchinger, lead author of one of the studies and a researcher in environment and economics at Princeton University.

Searchinger's team determined that corn-based ethanol almost doubles greenhouse-gas output over 30 years when the land-use changes to grow corn are considered. Cellulosic ethanol made in the U.S. from switchgrass, a fuel that has been singled out by President Bush as a way to reduce the country's dependence on oil, produces 50 percent more emissions than gasoline does, the study said.

The clearing of grassland releases 93 times the amount of greenhouse gas that would be saved by the fuel made annually on that land, said Joseph Fargione, lead author of the second paper, and a scientist at the Nature Conservancy. "So for the next 93 years you're making climate change worse, just at the time when we need to be bringing down carbon emissions."

Searchinger said the only possible exception he could see for now was sugar cane grown in Brazil, which takes relatively little energy to grow and is readily refined into fuel. He added that governments should focus on developing biofuels that did not require cropping, such as those from agricultural waste products. "This land-use problem is not just a secondary effect — it was often just a footnote in prior papers," Searchinger said. "It is major."

Industry groups, like the Renewable Fuels Association, immediately attacked the new studies as "simplistic."

"Biofuels like ethanol are the only tool readily available that can begin to address the challenges of energy security and environmental protection," said Bob Dineen, the group's director, in a statement issued after the Science reports' release.

In the wake of the new studies, a group of 10 of the United States' most eminent ecologists and environmental biologists on Thursday sent a letter to President Bush and the speaker of the House, Nancy Pelosi, urging a reform of biofuels policies.

The U.S. recently enacted legislation boosting biofuel production to 36 billion gallons in 2022 from 7.5 billion gallons in 2012. The European Union requires 10 percent of transportation to use biofuels by 2020.

The European Union and a number of European countries have recently tried to address the land-use issue with proposals stipulating that imported biofuels cannot come from land that was previously rain forest.

Fargione said that the dedication of so much cropland in the United States to growing corn for bioethanol had caused indirect land-use changes far away — for instance, by increasing pressure on Brazil to meet soybean demand. "Brazilian farmers are planting more of the world's soybeans — and they're deforesting the Amazon to do it," Fargione said.

There should be more focus on producing biofuels from municipal waste and from land that can't be used for food crops, said Alex Ferrell, an energy and resource professor at the University of California, Berkeley. Soil and plants are essential stores of carbon, containing more than the atmosphere, he said.

Ferrell, who wasn't involved in the two studies, said the economic model used in Searchinger's study will have a "profound" impact on the biofuel debate because it questions the rationale of governments who see biofuels as a way to limit global warming.

Information from Bloomberg News is included in this report.

Cristina y Hegel Vs. La Constitucion

Armando Ribas – agosto 2007.


La señora de Kirchner acaba de manifestar que ella es hegeliana. Esta manifestación parecería esotérica, pues para muchos Hegel es un ignoto personaje. Pero resulta que las ideas ético políticas de este señor, en gran medida constituyeron los principios de los totalitarismos del siglo XX desde el nazismo al comunismo. Esas ideas son precisamente contrarias a las que produjeron la libertad en el mundo partiendo de Locke, Hume, Adam Smith, Madison y, no olvidemos, fundamentalmente Alberdi, que fue la influencia decisiva en nuestra constitución de 1853-60 que cambió la historia de Argentina. Podría decir que a partir de ella se humedeció la Pampa Húmeda durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX cuando Argentina pasó a ser uno de los ocho países más ricos del mundo.

Pero volvamos a las ideas de Hegel comenzando por su teoría del Estado. En su filosofía de la historia dice: “El Estado es la divina idea tal como existe en la tierra… El Estado es la marcha de Dios a través del mundo”. Y en su Teoría del Estado expresa: “El Estado es lo racional donde la libertad alcanza la plenitud así como este fin último tiene el más alto derecho frente a los individuos, cuyo deber supremo es el ser miembro del estado”.

Este principio es la antitesis de la relación del gobierno con los ciudadanos tal como se reconoce en la Constitución de Estados Unidos y en la nuestra. En éstas, por el contrario, el Estado esta formado por hombres y en consecuencia falibles de ahí la necesidad de limitar el poder político. Y al mismo tiempo es precisamente el deber del gobierno el proteger los derechos individuales. Pero no así para Hegel que sigue diciendo: “Si se confunde el Estado con la sociedad civil y su determinación se pone en la seguridad y la protección de la propiedad y libertad personal, se hace del interés del los individuos como tales el fin último en el cual se unifiquen; y en ese caso ser miembro del Estado cae dentro del capricho individual”.

O sea, para Hegel los derechos individuales son un capricho. Preguntémosle a las empresas Argentinas y al respecto dice::“El individuo mismo tiene objetividad, verdad, eticidad solo como miembro del Estado pues el Estado es espíritu objetivo”. El Estado es la realidad de la idea ética: “Es el espíritu ético en cuanto voluntad patente clara para si mismo, sustancial que se piensa y se sabe y que cumple lo que el sabe y como lo sabe”. Decididamente esto es lo que aparentemente piensa Kirchner de sí mismo en su relación con las empresas con la prensa y con la oposición.

Como se sabe, Hegel cambió el sentido de la dialéctica tal como la concibiera Platón. De ser un esquema de conocimiento la convirtió en una dinámica de la historia por la cual “todo lo real es racional “. Es decir las contradicciones lejos de mostrar el error cerraban la brecha entre la realidad y el conocimiento. Por eso cuando uno discute con los marxistas su respuesta es que uno no entiende porque no está concientizado y todavía cree en la lógica formal. Es decir que para Hegel A puede ser no-A. El principio de identidad y el de contradicción desaparecen ante la dialéctica.

Pero siguiendo con la omnipotencia del Estado dice Hegel: “El lado abstracto del deber se afirma se afirma en el omitir y proscribir al interés particular como un momento no esencial hasta indigno”. Pregúntenle a Shell y ahora a los bancos que son los culpables de que subiera el dólar por su interés indigno según Kirchner-Hegel. Pero recordemos a Alberdi: “La omnipotencia del Estado o el poder omnímodo de la Patria respecto a sus individuos que son sus miembros tiene por consecuencia la omnipotencia del gobierno en que el Estado se personifica es decir el despotismo puro y simple”. Es a estas ideas hegelianas entre otras a las que Alberdi se refirió cuando le dijo a Sarmiento que había una barbarie ilustrada mucho peor que la del los salvajes de América del Sur.

Hegel por supuesto está igualmente en contra de la autonomía de los poderes. Para el la autonomía de los poderes significa la destrucción del Estado. Por eso la diferencia que hace entre el poder Legislativo, y el Gubernativo es funcional al poder del soberano que define como: “El poder del soberano que representa el poder de la subjetividad como la ultima decisión de la voluntad en la cual los distintos poderes son reunidos en una unidad individual que es la culminación y fundamento de la totalidad… La personalidad del Estado se hace real solo como persona en el monarca. (presidente?).

Una prueba más de la concepción ética de Hegel frente a los intereses particulares lo expresa así: “Como la sociedad civil es la liza del interés privado individual de todos contra todos, aquí también tiene su sede el conflicto del mismo con los comunes negocios particulares y de éstos junto con aquél contra los más elevados puntos de vista y mandatos del Estado”

En consecuencia Hegel considera que la burocracia representa la eticidad de la sociedad pues es la representante de los intereses generales. A ello se refiere así: “Los miembros del gobierno y los funcionarios del Estado constituyen la principal parte de la clase media que alberga la inteligencia culta y la condición jurídica de la masa de un pueblo”. Hasta Marx se dio cuenta de la actitud de los burócratas y contestándole a Hegel escribió: “Los Burócratas terminan por convertir en intereses generales lo que no son más que sus intereses particulares de hacer una carrera para si mismo (SIC).

Con respecto a la libertad de prensa encontramos otra coincidencia entre Hegel y el actual gobierno y aparentemente con el cambio que supuestamente se viene. Al respecto dice Hegel: “definir la libertad de prensa como la libertad de hablar y escribir lo que se quiera, corre pareja con el hecho de expedirse acerca de la libertad en general, como la libertad para hacer lo que se desee. Tal discurrir corresponde a la ignorancia aun del todo inculta de la representación”. Por supuesto Hegel considera asimismo que la guerra representa el momento ético en la historia de los pueblos. Por ello no debe considerarse como un mal absoluto: “La salud ética de los pueblo es mantenida en equilibrio frente al fortalecimiento de las determinaciones finitas (intereses particulares) como el movimientos del viento preserva al mar de la putrefacción en la cual lo reduciría una durable o perpetua quietud” Definitivamente quietud es lo que no tenemos.

No nos podemos sorprender de que de aquello conceptos llegara al poder Hitler y hoy nos amenazan los monto nazis. Lo que esta en juego en octubre es la libertad y los derechos que garantiza la constitución de 1853-40 hoy violado pertinazmente por el gobierno “Del Poder Supremo” y recordemos una vez más a Alberdi cuando dice: “La Patria es libre en cuanto no depende del extranjero pero el individuo carece de libertad en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y absoluto”.

Por ultimo tampoco debemos olvidar la posición de Hegel frente a los judíos basada originalmente en el moralismo Kantiano. “El judaísmo es visto como el espíritu de una psiquis que debe ser redimida primero por la revolución cristiana y ahora en la era moderna por la filosofía “revolucionaria germana”. “Los judíos habían ya cumplido su función histórica y ahora era un pueblo fantasma que debería morir y desaparecer bajo las cenizas de la historia… Los judíos eran hostiles a la verdadera naturaleza que no podrían comprender y con la cual solo se podían relacionar mediante posesiones o dominación” En otras palabras el pecado era el comercio.

Progres y conservadores

Cuento de cómo se crearon los movimientos Conservador (los Republicanos) y "Progre" (es decir "liberals" del partido Demócrata).
En el origen, los humanos existían como miembros de pequeñas bandas de cazadores / recolectores. Vivían de los venados de la montaña en invierno, y en el verano iban a la costa para vivir de los pescados y las langostas.
Los dos acontecimientos más importantes de la historia fueron:
1) El invento de la cerveza, y
2) El invento de la rueda.
La rueda se inventó para que el hombre llegara a la cerveza y la cerveza al hombre.
Estos hechos formaron la base de la civilización moderna y juntos catalizaron la división de la humanidad en dos claramente distinguibles sub-grupos:
1) Los Progres, y
2) Los Conservadores.
Una vez que se descubrió la cerveza, hizo falta producir granos y esto fue el comienzo de la agricultura. No existían la botella ni la lata de aluminio, así que, mientras los antiguos daban vueltas esperando su invención, se quedaban cerca de las fábricas de cerveza.
Así se formaron las aldeas.
Algunos hombres pasaban sus días rastreando y cazando los animales que iban a asar a la noche, mientras bebían cerveza.
Esto fue el comienzo de lo que se conoce como el movimiento Conservador.
Otros hombres, más débiles y menos talentosos para la caza, aprendieron a vivir de los conservadores, colándose en los asados y dedicándose a la costura, a servir la mesa y al corte de pelo.
Esto fue el comienzo del movimiento Progre.
Con la evolución, algunos de estos hombres se convirtieron en mujeres. A los demás se les dio el mote de afeminados.
Algunos de los logros más notorios del movimiento progre fueron: la domesticación de gatos, el invento de la terapia de grupo, la evolución del actor de Hollywood y el concepto de votar democráticamente para decidir cómo dividir toda la carne y la cerveza que producían los conservadores.
Con el tiempo, a los Conservadores se les dio el símbolo del animal terrestre más grande y más poderoso, el elefante. El símbolo de los progres es el burro.
A los progres modernos les gusta la cerveza importada (a la que le agregan jugo de naranja), pero la mayoría prefiere el vino blanco o el agua importada en botellitas. Comen pescado crudo, pero prefieren sus bifes bien cocidos. Su comida habitual incluye el sushi, el tofu y la cocina francesa.
Otro detalle interesante de la evolución: la mayoría de las mujeres progres tienen niveles más altos de testosterona que sus hombres.
La mayoría de lo los trabajadores sociales, abogados de accidentes, periodistas, soñadores hollywoodenses y terapistas de grupo son progres.
Los conservadores toman cerveza nacional. Comen carnes rojas y mantienen bien a sus mujeres. Los conservadores son cazadores de piezas mayores, domadores de potros, leñadores, trabajadores de la construcción, bomberos, médicos, oficiales de policía, ejecutivos de empresa, atletas, infantes de marina y, en general, cualquiera que trabaja productivamente.
Los conservadores que tienen empresas contratan a otros conservadores que quieren vivir de su trabajo.
Los progres no producen casi nada. Les gusta gobernar a los productores para decidir qué hacer con la producción.
Creen que los europeos son más cultos que los americanos. Por eso los progres se quedaron en Europa cuando los conservadores venían para América. Se metieron subrepticiamente después de que el Lejano Oeste fuera pacificado y crearon el negocio de tratar de conseguir más a cambio de nada.
Aquí termina la clase de historia de hoy...
Es de notar que los progres que reciben este mensaje sienten un impulso momentáneo de responder airadamente antes de reenviarlo.
Los conservadores simplemente se ríen; están tan convencidos de la verdad de esta historia que la reenvían a otros que piensan como ellos... y también a los progres que conocen... para mortificarlos.
¡Que tengan un muy buen día!

El Gobierno entró en pánico

Al inicio de la semana / Roberto Cachanosky

La expansión monetaria y la manipulación del índice inflacionario se han agotado como recursos que permiten mantener un tipo de cambio lo suficientemente elevado. ¿Y ahora qué?

No existen antecedentes en el mundo de un país que haya logrado crecer sin inversiones. A esta altura del conocimiento económico casi nadie discute que es la inversión la que aumenta la productividad de la economía, genera más puestos de trabajo, produce más bienes y servicios por trabajador y mejora los salarios reales. En definitiva la fórmula del crecimiento económico no es una fórmula secreta que solo atesoran unos pocos países. Al contrario, son cada vez más los países que adoptan la sencilla fórmula de atraer inversiones e incorporarse al mundo para poder crecer y darle a sus habitantes una mejor calidad de vida.

Tampoco es un secreto la fórmula para atraer inversiones. Seguridad jurídica, respeto por los derechos de propiedad, estabilidad en las reglas de juego, sistemas tributarios que no sean confiscatorios, mercados desregulados y el mundo como la gran oportunidad para conseguir clientes. Los socialistas más acérrimos de los 70 se han transformado en socialdemócratas que reconocen en la economía de mercado el mecanismo de crecimiento. Podrán discutir si reparten algún punto más del PIB, pero el corazón de la política económica es, para los socialdemócratas, la economía de mercado, la seguridad jurídica y su incorporación al mundo.

A diferencia de lo que ocurre en muchos países que han logrado salir de la pobreza (España, Irlanda, el sudeste asiático, Europa Central, etc.) en Argentina se ha optado por un modelo anclado en el pasado. ¿Cuál fue la fórmula elegida por Duhalde, siguiendo la sugerencia de algunos sectores que viven del lobby para ganar plata? Simplemente devaluar la moneda argumentando que Argentina necesitaba un tipo de cambio competitivo. Bajo ese eufemismo lo que se hacía era ofrecerle al sector empresarial salarios muy bajos medidos en dólares, pero con alto costo de capital. De esta manera las empresas optaron por enfrentar la reactivación contratando mano de obra barata en dólares para encarar procesos productivos de baja productividad. Se optó por un modelo de baja productividad que redujera la desocupación en forma acelerada. Se privilegió el corto plazo en detrimento del largo plazo.

Pero como le ocurre a toda política económica inconsistente, el largo plazo también le llega y los costos de los errores comienzan a aflorar todos juntos.

Haciendo una síntesis del modelo existente, podríamos decir que comenzó con una fuerte transferencia de ingresos de los sectores de menores ingresos hacia los beneficiarios de la devaluación. Buena parte de las utilidades venían de tener un insumo barato: la mano de obra, más energía también barata.

Sin embargo, la existencia de un tipo de cambio casi fijo a lo largo de los últimos 5 años combinado con aumentos de salarios crecientes han llevado a que ese insumo barato que era la mano de obra comenzara a comerse buena parte de la rentabilidad de las empresas. La inflación fue licuando el tipo de cambio real y elevando el salario barato en dólares hasta niveles cercanos a los de la convertibilidad.

En un reciente trabajo publicado por Juan Luis Bour, actualmente el salario promedio de varios sectores productivos es solamente un 21% más bajos en dólares que en el 2001 antes de la devaluación. Bour hace el ejercicio de evaluar qué podría pasar con los aumentos de salarios de este año sin que se mueva el tipo de cambio y el resultado es que los salarios en dólares llegarían a superar a los que regían en la convertibilidad.

El problema es que las empresas no tendrán como alternativa un insumo barato sustitutivo de la mano de obra. Me refiero al capital. Es más, la ausencia de créditos a tasas pagables, hace impensable que, si alguien está pensando en invertir, pueda llegar a hacerlo con el costo del crédito que rige actualmente en Argentina.

Si a esto se le agrega los incrementos de energía que ocurrieron en los últimos meses y que continuarán a lo largo del 2008, más la escasez de energía producto del consumo de capital que sufrió este sector, lo que veremos es un sector empresarial con rentabilidades fuertemente decrecientes.

El gobierno ha caída en trampa del largo plazo. Para recomponer la rentabilidad de las empresas y estimularlas a invertir, además de otorgarles seguridad en las reglas de juego y en el abastecimiento de energía, deberá mover el tipo de cambio hacia niveles más altos. La pregunta es: ¿con qué recursos? Hasta ahora ha recurrido a la expansión monetaria y el endeudamiento, generando un caos inflacionario, agravado por el primitivismo de las medidas del secretario Moreno. Lo que debería conseguir el gobierno es un fenomenal superávit fiscal, por lo menos equivalente al superávit de balance comercial y rezar para que no ingresen capitales (algo contradictorio si se quiere crecer). Dicho en otras palabras, la mejor noticia que podría tener el gobierno sería que las exportaciones crezcan menos que las importaciones para tener que comprar menos dólares, con lo cual estaríamos en la curiosa situación que el modelo de sustitución de importaciones que impulsa empezaría a jugarle en contra.

Pero aún así necesitaría generar más superávit fiscal que el actual y para ello debería bajar el gasto público, lo cual conspira con el objetivo de poder del gobierno.

Frente a esta realidad, por ahora, el gobierno ha insistido en el sistema represivo, negando la realidad e intimando al presidente de Shell por decir que existe la ley de la oferta y la demanda. Evidentemente el gobierno no solo ha entrado en pánico, sino que, además, ese pánico lo está llevando a actuar con cierto grado propio de un instituto psiquiátrico.

En síntesis, ¿cómo se sentiría usted si estuviera volando en un avión que está cayendo y el piloto sólo atina a amenazar a los pasajeros diciendo que no existe la ley de la gravedad? © www.economiaparatodos.com.ar