Razón y Libertad

Por Antonio Muñoz Ballesta

Hans H. Hoppe es, junto con Jesús Huerta de Soto, el máximo exponente de la Escuela Austriaca de Economía en la actualidad. La IV edición de los Encuentros de Humanidades y Filosofía en Puerto de Mazarrón (Murcia) ha tenido el honor y el placer de invitar y, contar con la presencia del profesor Hoppe, los días 6 y 7 de abril de 2004. La conferencia que ofreció, en una noche histórica para la filosofía política en España, constituyó un ejercicio genial de razón y libertad. Las personas humanas se mantienen en la condición de personas morales o éticas si respetan entre ellos, y en ellos mismos, los principios a priori y evidentes de la razón social y política. La comunicación y el debate argumentativo entre los ciudadanos o personas morales tienen, por tanto, que aceptar implícitamente varios a priori que posibilitan las verdades racionales sobre sus personas, los bienes y la sociedad y, con ello, su riqueza económica y su orden moral, es decir, la libertad.

La libertad se convierte así en auténtica libertad concreta y deja de ser una abstracción incomprensible del "Estado social y democrático de Derecho" que, sin embargo, viene manteniendo la ideología dominante en un sistema económico y político basado en el hurto, robo y guerras totales. El sistema económico democrático y social que conocemos, el llamado " Estado de bienestar", tarde o temprano, sufrirá un colapso profundo, tal como ocurrió con el sistema soviético hace trece años. Para evitarlo hemos de intentar volver a las ideas verdaderas, y mediante estrategias concretas conseguir un orden natural de defensa de la razón y la libertad. Es imposible pensar razonablemente en la libertad sin defender absolutamente la propiedad privada. El utilitarismo no consigue, en Economía, respetar la propiedad privada. El método estratégico más legítimo para defenderla es argumentar razonablemente con quien se atribuye el monopolio de la fuerza y la resolución de los conflictos en un territorio determinado (el Estado), y sus intelectuales, para concluir, sin duda, que lo más racional, moral y económicamente, no es otra cosa que conseguir un orden natural de propiedad privada en el que el capitalismo no admita la figura del monopolio. La Economía y la Teoría social consiguen, así, abandonar todo secretismo.

Etica: Lo que portar armas enseña...

Por Eric S. Raymond
Traducido por Marzo Varea

La ética desde el cañón de un arma de fuego: lo que el portar armas enseña sobre la vida buena

"El portar armas es el medio esencial por el cual el individuo afirma tanto su poder social como su participación en la política como un ser moral responsable..."
(J.G.A. Pocock, historiador, describiendo las creencias de los fundadores de los Estados Unidos).
No hay nada como tener el dedo en el gatillo de un arma de fuego para revelar quién se es en realidad. Vida o muerte en la contracción de un músculo; la decisión definitiva, con el precio definitivo por la irreflexión o las malas elecciones.

Es una especie de prueba del ácido, una iniciación, el saber que hay una fuerza letal en tu mano y que todas las complejidades y ambigüedades de la elección moral se han refinado hasta quedar en una sola acción: ¿disparar o no?

Los impuestos: ¡son impuestos!

Adrià Pérez Martí

Uno de los argumentos que se emplean para tratar de justificar los impuestos es el llamado contrato social. Los ciudadanos pagamos impuestos voluntariamente porque se ha establecido un contrato por el que, a cambio, el estado nos presta unos servicios. Con esta idea se intenta enjuagar la carencia de raíz que acompaña a esta agresión otorgándole un aire de voluntariedad y libre asociación. Pero, ¿cuándo se ha firmado tal contrato? ¿Lo hice yo?

Evidentemente no existe tal contrato. Más bien al contrario, ante lo que verdaderamente nos encontramos es ante una concepción holista del mundo dominado por el constructivismo cartesiano ejemplificado en la expresión del destacado teorizante de la Revolución francesa, el abate Sieyès, que exhortaba a la Asamblea revolucionaria a “actuar como hombres justos saliendo del estado de naturaleza y reuniéndose con el propósito de firmar un contrato social”.

¿Estaba yo allí?, se preguntarán algunos. ¿Tuve la oportunidad de firmar tal contrato, apartándome y superando los primitivos y atávicos sentimientos del estado de naturaleza?

Tipos como Ole Bardahl triunfaban aqui también... (Hace un siglo atras)

El Sr. Ole Bardahl fundó la firma Bardahl Manufacturing Corporation en 1939. El Sr. Bardahl, un inmigrante noruego, llegó a los Estados Unidos a principios de 1920 con tan sólo 39 dólares estadounidenses y un gran ímpetu por lograr éxito en su vida.

Durante sus primeros años en este país, trabajó esmeradamente en una gran variedad de funciones hasta que entró en el campo de la construcción y se convirtió en un contratista y constructor de casas. El Sr. Bardahl siempre supo que era necesario arriesgarse para triunfar en los negocios.

El principio...

Paul Romer: Ciudades libres.

Salario mínimo. Leyes.

Por Henry Hazlitt
Fragmento de "La economía en una lección"

Hemos examinado anteriormente algunos de los perniciosos resultados que producen los arbitrarios esfuerzos realizados por el Estado para elevar el precio de aquellas mercancías que desea favorecer. La misma especie de daños se derivan cuando se trata de incrementar los sueldos mediante las leyes del salario mínimo. Esto no debe sorprendernos, pues un salario es en realidad un precio. En nada favorece la claridad del pensamiento económico que el precio de los servicios laborales haya recibido un nombre enteramente diferente al de los otros precios. Esto ha impedido a mucha gente percatarse de que ambos son gobernados por los mismos principios.

Las opiniones acerca de los salarios se formulan con tal apasionamiento y quedan tan influidas por la política, que en la mayoría de las discusiones sobre el tema se olvidan los más elementales principios. Gentes que serían las primeras en negar que la prosperidad pueda ser producida mediante un alza artificial de los precios y no vacilarían en afirmar que las leyes del precio mínimo, en vez de proteger, perjudican las industrias que tratan de favorecer, abogarán, no obstante, por la promulgación de leyes de salario mínimo e increparán con la máxima acritud a sus oponentes.

No obstante, debería quedar bien sentado que una ley de salario mínimo, en el mejor de los casos, constituye arma poco eficaz para combatir el daño derivado de los bajos salarios y que el posible beneficio a conseguir, mediante tales leyes, sólo superará el posible mal en proporción a la modestia de los objetivos a alcanzar. Cuanto más ambiciosa sea la ley, cuantos más obreros pretenda proteger y en mayor proporción aspire al incremento de los salarios, tanto más probable será que el perjuicio supere los efectos beneficiosos.

La libre portación de armas salva vidas


I. Planteamiento

Las políticas públicas levantan pasiones, y si la libertad de armas es una excepción es sólo por la virulencia de las mismas. Las armas no nos sugieren sino violencia, muertes o heridas, crímenes, o situaciones en absoluto agradables. Su referencia despierta miedo, cuando no asco. Pero ni el miedo ni el asco o el rechazo son un buen compañero para quien desee acercarse con honradez en los problemas que suscita la posesión de armas de fuego. Que además son de enorme importancia, ya que se refieren a derechos fundamentales de la persona, como el derecho a la vida, a la autodefensa o a la propiedad. Y tienen claras implicaciones en las libertades públicas y en la evolución del crimen. Este papel intentará exponer el veredicto de la criminología actual sobre los efectos del control de armas, con constantes referencias a los datos y la historia.

Lo primero que habría que establecer son los términos del debate, para evitar muchos de los errores que se repiten y que nacen precisamente de un fallido planteamiento. No tratamos de objetos (las armas) sino del comportamiento humano en relación con los mismos; por tanto, el problema no es armas sí o no, sino libertad personal en relación con las armas sí o no. El problema es la libertad individual en este ámbito y las consecuencias de su coerción por las autoridades públicas. Una clara implicación de que estemos intentando acercarnos a un comportamiento humano es que tenemos que recurrir a las ciencias de la Acción Humana, como son la economía, la historia, la sociología… Todas han hecho contribuciones al estudio del crimen y en especial en relación con la libertad en el uso de las armas de fuego, y aquí expondremos las conclusiones más sobresalientes.

Cuando hablamos de legislaciones de control de armas, nos referimos hoy a problemas muy diferentes de los suscitados en épocas precedentes. Últimamente ha surgido una contradictoria posición favorable a dicha restricción desde posturas democráticas, centradas en la reducción de los crímenes y de las muertes por accidente, que se suma a las tradicionales posturas colectivistas que han protagonizado siempre los ataques a la libertad individual, también en el uso de las armas de fuego. En los Estados Unidos ha sido la ideología racista, que negaba la condición de personas a los negros y por tanto les privaba de su derecho a portar armas, la que constituye la práctica totalidad de las proposiciones de control hasta el último medio siglo. Históricamente, es la ideología de poder, la contraria a la libertad del individuo, la que ha atentado contra esta libertad, dado su carácter de valuarte del resto de derechos y libertades[1].

La verdadera naturaleza de los impuestos

Por Rod Rojas. (Publicado el 26 de abril de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5214.

Realmente a nadie la gusta pagar sus impuestos. Pero como dice el viejo dicho sobre “muerte e impuestos”, hay una sensación de que los impuestos son tan legítimos e inevitables como la propia muerte. En su aceptación de los impuestos, mucha gente bienintencionada olvida que éstos violan nuestros principios morales más básicos.

Si han estado alguna vez en una guardería o en un parque donde juegan los niños, se habrán dado cuenta de que, aunque los chicos son demasiado jóvenes como para entender muchas cosas, ya tienen un sorprendente sentido de la justicia.

Quite un juguete a un niño que aún no pueda hablar una palabra y generalmente se encontrará con una clara protesta. En lo que respecta al niño, le ha robado su juguete, ha iniciado violencia, y por tanto es tiempo de llorar. El razonamiento del niño probablemente no sea tan sofisticado, pero ahí está la comprensión.

Los niños algo mayores sn incluso más asombrosos. Entienden que hay violencia ilegítima (cuando se roban juguetes), pero también entienden que existe asimismo una violencia legítima, que se produce cuando el niño víctima se dirige al ladrón y recupera su juguete. Lo asombroso es lo normal es centrarse en recuperar el juguete en lugar de castigar al agresor. El castigo es un concepto que aprenden más tarde, probablemente de nosotros.

La iniciación de violencia es el acto de un agresor contra ti o contra tu propiedad. Puede realizarse mediante violencia real o intimidación, porque la mera amenaza de violencia es un acto de violencia en sí mismo. Un buen ejemplo sería un ladrón que te apunta con un arma para quedarse con tu cartera sin apretar el gatillo. Otro ejemplo menos evidente es la forma en que el gobierno se queda con nuestro dinero. Decir que los impuestos son una forma de robo puede parecer un poco exagerado, pero rechaza pagar tus impuestos y acabarás en la cárcel. Rechaza pagar tus impuestos a la propiedad y verás quién es realmente el propietario de tu casa.

Indefensos por nuestro propio bien...

13/06/2005 por Albert Esplugas Boter

Reza un proverbio del viejo oeste que Dios creó a los hombres y Samuel Colt los hizo iguales. El asaltante carece ya de ventaja si el tendero esconde un arma bajo el mostrador, o el violador si la chica oculta un arma en el bolso, o el allanador homicida si la familia guarda un arma en la mesita de noche. Gracias a su revólver, el pasado 3 de junio en Dayton, Ohio, un individuo pudo protegerse de dos maleantes que a punta de pistola le reclamaron la cartera. Acciones defensivas de este tipo se cuentan cada año por millones, aunque jamás se les dedique mención alguna en los telediarios.

Anualmente se cometen en Estados Unidos cerca de medio millón de delitos con armas de fuego. El otro dato a destacar, abandonado con frecuencia en el tintero, es que en más de dos millones de casos se da a dichas armas un uso defensivo, lo que significa que con éstas se previenen muchos más delitos de los que se cometen. De acuerdo con el exhaustivo estudio de Klerk y Getz, en 1993 hubo 39.595 muertes por arma de fuego en Estados Unidos (incluyendo suicidios, accidentes y víctimas de la actuación de la policía). Paralelamente se estima que el uso defensivo de las armas de fuego salvó la vida a 340.000 - 400.000 personas. También cabe apuntar los 280.000 casos en los que se ha hecho un uso defensivo de las armas con respecto a animales agresivos (serpientes, perros, zorros, osos...).

En Gran Bretaña el Gobierno laborista prohibió la tenencia de armas en 1997. De 1993 hasta 1997 el número de robos con armas había caído en un 50%. A partir de 1997 empezaron a ascender los índices de criminalidad: los robos subieron un 45% y los asesinatos un 54%. Los índices de criminalidad también se dispararon en Australia desde la aprobación de medidas restrictivas en 1996. Los robos con armas, por ejemplo, se incrementaron en un 74%. En Estados Unidos, por el contrario, donde el control de armas se ha relajado en la última década, los índices de asesinatos y delitos violentos han ido descendiendo paulatinamente.

Las armas de fuego no matan a la gente, lo hacen las personas. Su tenencia no viola per se la libertad de nadie. Se trata de simples instrumentos, especialmente útiles para defenderse. Y los individuos tienen derecho a defenderse. Restringir la libertad de armas supone condenar a las personas a una auto-defensa más precaria y riesgosa, en beneficio de los agresores. Teniendo el individuo derecho a emplear la fuerza para preservar su integridad física y salvaguardar su propiedad, ¿de dónde se sigue la ilegitimidad de hacer un uso defensivo de las armas de fuego? Resulta de todo punto inaceptable que se apele a la irresponsabilidad de algunos para, con carácter preventivo, despojar a todos de un objeto útil para la auto-defensa y la disuasión. O que se apele a los accidentes y al peligro que las armas suponen para los pequeños cuando son 15 veces más los niños que mueren en accidentes de tráfico y 5 veces más los que fallecen en accidentes de piscina.

Los intervencionistas confunden el propósito de una ley con su resultado. La disyuntiva no está entre una sociedad en la que todos, criminales y gente de bien, están armados y una sociedad en la que todos están desarmados. Ésta es una falsa dicotomía. Cuando es ilícito portar armas sólo los criminales las llevan consigo, pues el delincuente que normalmente no acata la ley tampoco va a hacerlo en esto, mientras que el ciudadano común que sí la respeta va a quedar desarmado. Cuando portar armas es legal entonces las llevan tanto los criminales como los que quieren protegerse de ellos.

Cualquier legislación anti-armas (véase el Reglamento de Armas español) será además forzosamente arbitraria: ¿por qué no se prohíben también los cuchillos de cocina o los bates de béisbol? No es válido argüir que tienen en principio una finalidad “no-ofensiva”, pues ningún objeto es inherentemente “ofensivo” o “inofensivo”. Lo mismo que el bate puede emplearse para agredir a un individuo o para golpear una pelota, las armas de fuego pueden emplearse agresiva o defensivamente. Es la acción humana en particular y no el objeto de que se sirve lo que debe enjuiciarse.

Por último, una sociedad armada es una sociedad más difícil de someter. Dijo Lenin que un hombre con un arma puede controlar a cien sin ellas. En un país como Estados Unidos, donde más de 90 millones de ciudadanos están armados, el Gobierno se guardará de subyugar al pueblo más allá de cierto punto. La libertad de armas puede ser una garantía frente a las inclinaciones totalitarias del Estado.