La verdadera naturaleza de los impuestos

Por Rod Rojas. (Publicado el 26 de abril de 2010)
Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/5214.

Realmente a nadie la gusta pagar sus impuestos. Pero como dice el viejo dicho sobre “muerte e impuestos”, hay una sensación de que los impuestos son tan legítimos e inevitables como la propia muerte. En su aceptación de los impuestos, mucha gente bienintencionada olvida que éstos violan nuestros principios morales más básicos.

Si han estado alguna vez en una guardería o en un parque donde juegan los niños, se habrán dado cuenta de que, aunque los chicos son demasiado jóvenes como para entender muchas cosas, ya tienen un sorprendente sentido de la justicia.

Quite un juguete a un niño que aún no pueda hablar una palabra y generalmente se encontrará con una clara protesta. En lo que respecta al niño, le ha robado su juguete, ha iniciado violencia, y por tanto es tiempo de llorar. El razonamiento del niño probablemente no sea tan sofisticado, pero ahí está la comprensión.

Los niños algo mayores sn incluso más asombrosos. Entienden que hay violencia ilegítima (cuando se roban juguetes), pero también entienden que existe asimismo una violencia legítima, que se produce cuando el niño víctima se dirige al ladrón y recupera su juguete. Lo asombroso es lo normal es centrarse en recuperar el juguete en lugar de castigar al agresor. El castigo es un concepto que aprenden más tarde, probablemente de nosotros.

La iniciación de violencia es el acto de un agresor contra ti o contra tu propiedad. Puede realizarse mediante violencia real o intimidación, porque la mera amenaza de violencia es un acto de violencia en sí mismo. Un buen ejemplo sería un ladrón que te apunta con un arma para quedarse con tu cartera sin apretar el gatillo. Otro ejemplo menos evidente es la forma en que el gobierno se queda con nuestro dinero. Decir que los impuestos son una forma de robo puede parecer un poco exagerado, pero rechaza pagar tus impuestos y acabarás en la cárcel. Rechaza pagar tus impuestos a la propiedad y verás quién es realmente el propietario de tu casa.



Los gobiernos han hecho un maravilloso trabajo de relaciones públicas: Nos llaman contribuyentes, no víctimas, y los impuestos de alguna forma se recaudan, no se roban. A los impuestos también se les llama contribuciones, como si hubiera opciones. Y como es el gobierno el que decide si esta forma de robo es legal o no, no hay nada que podamos hacer legalmente para conseguir una restitución. Un hay justicia del parque para nosotros.

Muchos pueden ver realmente el delito, pero lo consideran un mal necesario y cuando reclamas la abolición completa de los impuestos, preguntan con detalle minucioso cómo pagaríamos las carreteras y la aplicación de la ley.

Admito que es difícil imaginar cómo funcionaría nuestra sociedad en un orden completamente nuevo, pero me gustaría ofrecer algunas ideas y hechos históricos que puedan aliviar estas preocupaciones.

Algo importante a recordar es que todos los servicios ahora financiados por impuestos y ofrecidos por el gobierno estuvieron en un pasado no tan distante financiados y ofrecidos privadamente. De hecho, muchos se están ofreciendo privadamente hoy, desde una educación privada asequible en Ghana a las lujosas calles que se construyen cada día en nuestra ciudades de Norteamérica para nuevas urbanizaciones (que se entregan luego a los gobiernos locales).

Otro ejemplo reafirmante para quienes quieren respuestas ahora mismo respecto de un futuro sin impuestos es que no hace mucho tiempo la esclavitud era normal y en muchas partes del mundo nadie habría concebido la vida sin ella. Cuando algunos apuntaron los problemas éticos y económicos tras esa práctica, la inmensa mayoría de la gente afirma que no solo era imposible abolir la esclavitud, sino que incluso los propios esclavos estaban mejor en cautividad que en libertad. Hoy esas afirmaciones nos parecen ridículas.

Había quien estaba verdaderamente preocupado por los esclavos. Como no tenían propiedades, había quien decía que todos serían vagabundos y vagarían sin rumbo. Esos conservadores bienintencionados incluso temían que sin amos los esclavos estarían desempleados. Y sobre todos, los preocupados afirmaban que toda la economía se derrumbaría, poniendo a todos (incluyendo a los antiguos esclavos) en un estado de abyecta pobreza.

Nos es difícil imaginar la idea de un mundo sin impuestos y hay muchas preguntas sin respuesta que nos gustaría ver respondidas. Pero necesitamos defender la libertad independientemente de nuestras reservas, igual que seguimos estando contra la esclavitud.

Aunque estoy de acuerdo en que pueden hacerse muchas cosas estupendas con dinero robado, tenemos que recordar que nunca nos dirigiríamos a nuestros vecinos con una pistola y les diríamos que pagaran nuestra educación o jubilación, independientemente de lo ricos que sean. No lo haríamos porque está mal. Incluso un niño lo sabe.

Rod Rojas tiene el título del Canadian Securities Course y trabaja como consejero financiero en asuntos personales, corporativos y de política pública. Es un orgulloso miembro del Partido Libertario de Ontario.

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