Momento crucial

Hasta la década del cuarenta la política estaba unida a los sectores productivos representados básicamente por el campo. Si el desarrollo posterior hubiera mutado el devenir natural hubiera sido que la política se adaptara. Perón quebró la médula del sistema aliándose a los sectores improductivos. Sindicatos privilegiados con sindicalistas que se hicieron millonarios e industriales privilegiados que no dejaron nunca de depender de la protección, más toda la industria del estatismo, juntos contra el campo que por los próximos sesenta años se convertiría en el objeto de las burlas el resentimiento y la reprobación social.

Así como desaparece el partido conservador y se produce un desplazamiento de las elites influyentes, el campo aceptó culposo el papel de “oligarquía vacuna” que le tiene que pedir perdón a la industria de los atorrantes saqueadores por su existencia, su suerte o su riqueza. La argumentación a mano para responder sólo ha sido llorar por sus desgracias para ser perdonados por su suerte. Excelente combinación para los saqueadores.

Ahora tenemos al sector al cual se le debe el crecimiento del país a pesar de tener al gobierno más parásito desde aquél peronismo y algunos creen todavía que el argumento por el cual no se deben dejar robar por millonarios como los kirchner, Moyano y Alberto Fernández, es que ellos no están tan bien como dicen. Ahí está Página 12, la representante del resentimiento nacional (y por lo tanto del gobierno) burlándose otra vez de los ricos que se quejan.

El país se sana cuando uno de estos ricos, ricos por ser productivos y no parásitos que reciben publicidad oficial, o porque se les asignan areas importantes de la economía por ser amigos del poder, contesten: “soy rico, muy rico y a vos qué carajo te importa. Soy muy rico y si tocás mi riqueza va a haber quilombo. La riqueza es mía porque la produje, y la van a disfrutar mis hijos y mis vecinos y mis proveedores y todos los que defiendan mis derechos”. Algo así. No se pide perdón por la riqueza, se pide perdón por afanar.

Pero digo que el momento es crucial porque en medio de la rebelión, algunos toman consciencia de que se tiene con qué resistir. Y que los fantasmas que les exhiben los delincuentes en el gobierno como Moyano o D’Elía son ídolos de papel. Pero sobre todo estan percibiendo que el gobierno nacional es inútil para todo el país. Algunos creen que sólo lo es para el interior porque al gobierno nacional lo identifican con Buenos Aires y además Buenos Aires tiene algunos privilegios pero ésta ciudad no necesita para nada de ellos ni del gobierno nacional al igual que el interior.

Sería dificil que la política vuelva a estar ligada a la producción en lugar de a la improductividad sin un quiebre en la médula del actual sistema. Como hizo Perón, pero al revés. En mi opinión quebrar la médula de este mounstro es disolver, hasta convertirlo a su mínima expresión, al gobierno nacional. Que los parásitos se queden sin lugar dónde operar y que los políticos tengan que elegir entre responder a los secotres productivos que tienen al lado suyo o a los improductivos que quedarían tan descastados como el campo años atrás. Y que el interior, que por el momento es básicamente el campo y sus derivados, se vuelva a sentir fuerte.

Un productor le dijo esto a Fontevecchia: “Nos quieren robar nuestro estilo de vida, estamos cansados de que tengamos que ir a la Capital para atendernos en un hospital o nuestros hijos tengan que irse allí para estudiar. ¿Por qué? Nos sacan los ingresos que debe manejar nuestro municipio, a 9 de Julio estas retenciones le sacan 270 millones de dólares que se van para el Gobierno Nacional, mientras que el total del presupuesto de todo el Gobierno local de 9 de Julio son 12 millones de dólares”.

Este es todo el meollo de la cuestión. A ese nivel no hay discusión ideológica necesaria y entonces todas las entidades del campo están de acuerdo sin necesidad de sacar ningún panfleto para dirimir pertenencias. Ese productor habló, según cuenta la nota, visiblemente emocionado. Ese no es un dato menor. Los cambios solo ocurren viabilizados por la pasión. La sensación de hasta acá llegamos es fundamental.

Esa fuerza deberá ser mayor a la que produjo el otro fenómeno descripto por otro productor: “Aquí gano Cristina con el 45%, pero si hoy le pregunta a todos nadie le va a decir que la votó”. Si los productivos creen que tienen oportunidad de parasitar también están perdidos. Si ellos son invitados a la fiesta ¿quién va a ser el pavo de la boda? Cualquier invitación será mentirosa.

Alguien apareció con la pregunta tonta acerca de si estaba de acuerdo con los cortes de ruta porque los hacía el campo porque me simpatizaban “ideológicamente”. No tengo ninguna simpatía ideológica por el campo porque no le conozco ninguna ideología al campo. Cuando hablan de temas políticos no son mejores ni peores que la media. Lo que me pone del lado del campo es que les están robando y mientras les roban los maltratan porque saben que el campo cree merecer algunas de las cosas que les dicen. Si fuera por simpatías ese voto a sus captores en octubre hubiera terminado con ellas. Estoy en total desacuerdo con los cortes de ruta y nunca hice ninguna distinción entre piqueteros y clase media idiotizada de Gualeguaychú. Tampoco la hago ahora porque quienes sufren los cortes no son los asaltantes sino otros asaltados. La diferencia en este caso es que estoy muy de acuerdo con el motivo de la protesta y esta vez si que se trata de ejercicio del derecho de resistencia a la opresión. No la barata conversión de ese principio como el derecho de joder a los demás para obtener botines.

Ojalá que esa resistencia siga, con otros métodos y se convierta en algo positivo. Una nueva alianza política para liberarse del estado nacional que no les da nada y sólo se trata de un gigantesco aparato parasitario.

Fuente: No me parece

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"El campo debería animarse a una medida heroica y quemar toda la cosecha. Ahí sí aprendería este gobierno."
(Sine Metu Reloaded)